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Grupos religiosos defienden el desarme

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Análisis por T.K. Fernandes

NUEVA YORK (IDN) – Desde el uso letal de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en 1945, la comunidad internacional ha estado pidiendo la eliminación de las armas nucleares. A pesar de los lentos avances, la sociedad civil ha seguido promoviendo incansablemente un mundo libre de armas nucleares y, de hecho está, en principio, un paso más cerca de su realización.

Kimiaki Kawai, Directora de Paz y Derechos Humanos de Soka Gakkai Internacional (SGI), señaló la importancia del desarme nuclear, afirmando: “Compartimos los desafíos globales comunes como el cambio climático, la pobreza, el hambre y los desastres. ¿Entonces, por qué no utilizamos nuestros ricos recursos para propósitos más significativos?”

Kazuo Ishiwatari, Director Ejecutivo de la Paz y Asuntos Mundiales de la SGI, hizo eco de los mismos sentimientos, citando las consecuencias de privar a los ciudadanos de los recursos necesarios. “Cuando la gente no reciba los recursos necesarios, esto conducirá a la pobreza … lo que eventualmente conduciría a conflictos”, dijo a IDN.

En ese sentido, no puede haber paz verdadera sin el desarme, continuó Ishiwatari.

SGI es una organización budista laica que ha estado trabajando para la abolición de las armas nucleares por más de 50 años.

En sus comentarios durante el V Foro de Campañas de Desarme Humanitario, Ishiwatari discutió la importancia de la sociedad civil en los procesos de desarme. “Es debido a que estos procesos necesitan ser humanizados … que los actores de la sociedad civil son capaces de hacer contribuciones significativas y necesarias para llevar adelante esas perspectivas”, afirmó.

Ishiwatari destacó a IDN particularmente el papel de organizaciones religiosas como la SGI en tales esfuerzos, diciendo que tales grupos ayudan a representar y transmitir las voces de la sociedad civil.

La directora del programa de Desarme Nuclear para PAX, Susi Snyder, también reflexionó sobre el tema, señalando un respeto compartido entre las comunidades religiosas por la dignidad humana.

“Las comunidades religiosas se han unido a favor de una prohibición de las armas nucleares porque … las armas nucleares son incompatibles con nuestra humanidad común”, dijo a IDN, añadiendo que la amenaza de la violencia nuclear es un “doloroso ataque” a la dignidad humana.

PAX es una asociación entre las organizaciones católicas por la paz, Interchurch Peace Council (IKV) y Pax Christi.

En mayo, una coalición de organizaciones religiosas, incluyendo tanto a PAX como a SGI, se unieron para transmitir sus voces colectivamente.

“Elevamos nuestras voces en nombre de la cordura y los valores compartidos de la humanidad. Rechazamos la inmoralidad de mantener rehenes a poblaciones enteras, amenazadas con una muerte cruel y miserable. Instamos a los líderes políticos del mundo a reunir el coraje necesario para romper las espirales de desconfianza que socavan la viabilidad de las sociedades humanas y amenazan nuestro futuro compartido”, dijo un comunicado conjunto.

A pesar de un tratado de 1970 sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), las armas nucleares siguen expandidas.

Según la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), aproximadamente 15.000 armas nucleares todavía existen y son propiedad de sólo nueve países. La Asociación de Control de Armas (ACA) estima un mayor inventario de 15.500, 90 por ciento de las cuales pertenecen a Rusia y los Estados Unidos. Casi 2000 de estas ojivas están en alerta máxima y están listas para ser lanzadas en cuestión de minutos, declaró el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo.

Tras intensas negociaciones en la última conferencia de revisión del TNP en 2015, los estados miembros, entre ellos Rusia y Estados Unidos, no lograron ningún paso significativo hacia un mundo libre de armas nucleares.

Ishiwatari y Kawai expresaron la necesidad de cambiar el concepto de seguridad, desde uno que se centra en el armamento a un nuevo concepto de seguridad humanitaria.

La seguridad humanitaria es una idea más amplia de la seguridad humana que abarca la protección no sólo de las personas, sino también del medio ambiente, explicó a IDN Rebecca Johnson, fundadora del Acronym Institute for Disarmament Diplomacy.

“[La seguridad humanitaria] tiene la obligación no sólo de perseguir el desarme y proteger a las personas vulnerables y sus derechos y vidas humanas, sino también de tomar medidas positivas para construir la paz y la seguridad y proteger el medio ambiente de actividades destructivas militares o económicas”.

Aunque la seguridad humana ayudó a “humanizar” el desarme, tanto Kawai como Johnson señalaron que la idea era a menudo usada para justificar la acción militar bajo el disfraz de Responsabilidad de Proteger (R2P).

En cambio, la seguridad humanitaria pone de relieve la acción protectora y no violenta, y obliga tanto a los estados como a los ciudadanos a actuar, afirmó Johnson.

Para abrazar esta idea y avanzar hacia un mundo libre de armas nucleares, muchos han mirado a la educación.

“La educación para el desarme debe abordar dos aspectos: proporcionar información precisa y, al mismo tiempo, fomentar una mentalidad … [ayudar a] la gente a interpretar esa información de manera más significativa hacia nuestro futuro común”, dijo Kawai a IDN.

Johnson señaló la necesidad de integrar la educación sobre el desarme con la educación sobre los derechos humanos, la gestión de conflictos y la consolidación de la paz, y comenzar con edades tempranas.

“La educación necesita comenzar desde muy temprano y continuar a lo largo de toda la vida y el trabajo, para esneñar a las personas y países a resistirse a los vendedores de armas y disuadir y desactivar situaciones violentas antes de que se vuelvan explosivas”, afirmó.

En un informe, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también ha destacado la importancia de llevar la discusión de temas tan críticos a las escuelas para “informar y capacitar a los jóvenes para convertirse en agentes de paz”.

Kawai dijo que ahora hay más personas interesadas en el tema.

En 2014, los jóvenes de la SGI en Japón reunieron más de 5 millones de firmas para la campaña Nuclear Zero, que pedía la eliminación de las armas nucleares. La petición fue presentada a las Islas Marshall, cuyo gobierno presentó demandas contra las nueve naciones con armas nucleares por no cumplir con sus obligaciones, bajo el derecho internacional de perseguir la eliminación de las armas nucleares en todo el mundo.

En 2015, la “Generación de Cambio” también hizo un compromiso durante la Cumbre Internacional de la Juventud para la Abolición Nuclear, en Hiroshima, declarando: “Las armas nucleares son un símbolo de una época pasada; un símbolo que representa una amenaza eminente a nuestra realidad actual y no tiene lugar en el futuro que estamos creando … nosotros, los jóvenes de todo el mundo, estamos reuniendo el coraje para ponernos de pie y cumplir estas promesas de abolición de décadas”.

Aunque la Corte Internacional de Justicia rechazó la petición de las Islas Marshall, se ha reavivado la esperanza en la prohibición de las armas nucleares en las Naciones Unidas.

El Grupo de Trabajo de Composición Abierta (OEWG) para Elaborar Propuestas para Llevar adelante Negociaciones Multilaterales sobre Desarme Nuclear para el Logro y Mantenimiento de un Mundo sin Armas Nucleares propuso una resolución a la Primera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas para convocar a una conferencia en 2017 en la que se negocie un tratado jurídicamente vinculante que prohíba y elimine las armas nucleares.

“Hace 71 años entramos en la era atómica, y ya en aquel momento no prohibimos el arma más atroz de todas: el arma nuclear. Así que por primera vez en 71 años, hay una oportunidad para abordar esto, para negociar una prohibición”, dijo Snyder a IDN.

Señaló que ha existido un amplio y abrumador apoyo a la resolución, “algo que nunca hemos visto”.

En una declaración conjunta, otras organizaciones religiosas también acogieron con beneplácito la resolución, afirmando: “En tiempos de conflicto y tensiones cada vez más intensas, como las actuales, en las que se están blandiendo nuevamente las armas nucleares, es aún más crítico desnuclearizar tanto las crisis internacionales como la resolución internacional de conflictos.”

“Ahora existe una oportunidad histórica para hacer progresos sustantivos y para que esta Asamblea General cumpla su mandato como una institución verdaderamente global que represente a todos los estados y a una sociedad civil plenamente comprometida”, continúa la declaración.

Una vez aprobada la resolución, los estados y la sociedad civil deben poner sus bases para asegurar un tratado que sea fuerte, universal e implementado, dijo Snyder a IDN.

“Creo que tendrá sentido, creo que vamos a cambiar la dinámica en torno a este tema … para crear una plataforma de paz en el siglo XXI”, dijo. [IDN-InDepthNews – 20 de octubre de 2016]

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